We tell magical moments
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Mientras los potentes coches del Grupo B competían en el campeonato del mundo de Rallys de 1986, Lancia estaba desarrollando un automóvil con especificaciones Grupo S, una nueva normativa que entraría en vigor para la siguiente campaña, la temporada 1987. Con esta nueva reglamentación se volvieron a diseñar prototipos reales para los rallys de los que solo se exigían 10 unidades mínimas para su homologación frente a las 200 unidades con la reglamentación Grupo B, coches únicos y muy diferentes a los convencionales, un campo de pruebas que permitía probar materiales y diferentes soluciones tecnológicas que no podían utilizarse en la producción en masa, debido a los elevados costes que suponía.
El punto de referencia fue el Lancia Delta S4, un coche que demostró sobradamente su potencial durante la campaña 1986 y que resumía los avances más recientes en el campo de la construcción de chasis y motor sobrealimentado, dotado de un sistema volumétrico y turbo junto a la tracción total.
Los ingenieros trabajaron con dos objetivos muy claros para el nuevo automóvil de competición: mayor potencia del motor y el uso de nuevos materiales en la construcción del chasis para proporcionar mayor rigidez torsional y una reducción de peso respecto a su predecesor, una auténtica bomba capaz de acelerar de 0-100 km/h en poco más de 2 segundos y alcanzar los 200 km/h desde parado en 8 segundos.
Sergio Limone responsable de diseño y experimentación de la Squadra Corse Lancia HF diseño una innovadora carrocería utilizando materiales compuestos para su construcción, el marco-cuerpo estaba fabricado en fibra de carbono y kevlar impregnados con resinas epoxi. Se utilizaron también nuevos materiales composite para el eje de transmisión y las llantas (fruto de la investigación aplicada por Speedline en la que participaron el departamento de competición Abarth de Fiat Auto, Enichem e IdC-Ingenieria de composites, logrando un peso final de tan solo 6 kg) buscando así aligerar aún más el coche, reduciendo el peso en aproximadamente un 20% menos que el Lancia Delta S4.


El revolucionario motor diseñado por el ingeniero Claudio Lombardi (Director técnico de Abarth y posteriormente director de Ferrari en la F1 durante los noventa) contaba con una nueva culata y un sobre alimentador distinto al Delta S4 convencional, dotado de dos turbinas K26, el famoso Triflux.
Tras los trágicos accidentes durante la temporada 1986, Jean-Marie Balestre y el resto de miembros de la FISA decidieron suprimir la categoría Grupo B y no realizar la transición al Grupo S solo un mes más tarde de aprobarlo. La temporada 1987 pasaría a disputarse solamente con los coches de Grupo A como categoría reina y el Grupo N, menos potentes y más adecuados para la producción en masa. Todos los esfuerzos de Abarth se centraron en la construcción del nuevo coche que debía cumplir con las especificaciones de los recién nacidos Grupos A y N para la campaña 1987: El Lancia Delta HF 4WD, que marcaría el inicio de una era, la historia deportiva más exitosa de Lancia.
Siguiendo su fase de desarrollo el equipo de gestión deportiva quiso seguir experimentando con el ECV, realizando diversos cambios, incluida su carrocería. El ECV (SE041) se convertía en ECV2 en 1988, el diseñador italiano Carlo Gaino se encargó del diseño y creo una nueva carrocería con nuevas formas, también se utilizarían más compuestos y se redujo aún más el peso, unos cambios que buscaban mejorar la aerodinámica sobre todo en la parte trasera con un nuevo alerón.


Las grandes tomas de aire en la parte trasera características del Delta S4 y el primer prototipo ECV se eliminaron en esta segunda versión, el capó delantero se rediseñaba por completo con una gran abertura doble que permitía la salida del aire refrigerante de los radiadores, en la primera versión ECV se utilizaron los clásicos intercooler aire-aire, mientras que ahora eran sustituidos en la versión ECV2 por unos intercooler con sistema de aire-agua suministrados por SECAM, se estilizaron los faros y se incorporaron unos faldones laterales que mejoraron aún más la aerodinámica.
La carrocería contaba con otra característica distintiva, su color: un flamante Bianco Perla (Blanco Perla) con las clásicas franjas Martini Racing en el lateral y la parte trasera, este tono tan especifico fue años más tarde utilizado en una edición limitada del Lancia Delta HF Integrale Evoluzione. No fue fácil convencer a Cesare Fiorio y a Claudio Lombardi con este color, pero al tratarse de un coche tan particular debía presentarse en un color especial, una pintura que en ese momento era difícil de producir y aplicar ese tipo de revestimiento, un efecto que resaltaba las líneas y cortes del ECV2 y a la vez un toque final muy refinado, otro de los detalles llamativos estaba en su interior , aqui resaltaba un enorme manómetro en el centro del salpicadero para controlar la presión de sobrealimentación de la turbina.
Este coche existente en un único solo ejemplar es conservado en la colección histórica de Lancia en Torino donde permanece guardado desde su creación, solamente completo unos pocos kilómetros en la pista de pruebas Campo volo di corse marche y Marene durante 1988 y desde entonces no entro en funcionamiento, represento en su momento lo máximo en términos de tecnología y potencia ligada a un coche de Rallys, una auténtica obra de arte.

















































































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